La urgente necesidad de darse tiempo

Cada vez todo va más rápido,eso es indiscutible.Nuestra sociedad,tendente ya de por sí a estar en continua transformación, ahora “nos exige” actualizarnos casi instantáneamente. Si no lo haces parece que te quedas atrás, que no llegas, incluso que eres de una especie en peligro de extinción… Este ritmo frenético en el que nos movemos diariamente,y del cual, a veces no somos ni conscientes de cómo nos condiciona, no deja de inquietarme  por la razón que acabo de nombrar ¿cúal es el modo en qué nos condiciona?¿Es posible entre tanta urgencia por estar siempre al día estar al día con uno mismo? ¿Nos concedemos algo de nuestro tiempo o sólo actuamos como una pieza del engranaje de la actualización constante?

Parte importante de esta reflexión viene dada por las demandas, cada vez más presentes,que me encuentro en consulta. Un número muy considerable de personas que vienen a terapia  son tremendamente intransigentes con el tiempo que se permiten  para  notar una mejoría. Es más, hacen de ello una demanda explícita: “quiero ponerme bien ya” “soy un caso perdido y no puedo  mejorar…”Como psicoterapeuta y como persona comprendo bien esta urgencia, ya que el malestar suele ser tan grande que la persona que lo vive se quiere deshacer de él cuanto antes. Hasta aquí todo bien. Pero no dejo de preguntarme qué es lo que uno hace con todo ese malestar por el camino, como lo ignoramos, lo escondemos, y lo callamos argumentado que no disponemos de tiempo para emplearlo en ver  que hay detrás de ese primer punto de incomodidad. Con el paso del tiempo éste va devorando poco a poco nuestra falsa “calma”. Hasta que un día esa inquietud es tan evidente que ya no podemos disimularla más y es cuando pedimos a gritos salir de ese atolladero donde nos encontramos, pero salir ya. Estamos tan acostumbrados a utilizar máquinas que podemos  llegar a pensar que somos una de ellas. Un reseteo y punto.¡Como nuevo! Nos olvidamos de que la mayoría de los dolores y sufrimientos que llevamos con nosotros están ahí precisamente porque llevan mucho tiempo en nuestro interior y que no es posible sacarlo de golpe y porrazo. Uno tiene que permitirse sentir antes de curar. Las heridas duelen y el sentido de que duelan es precisamente darnos cuenta de que estamos heridos, de que necesitamos pararnos en ella, cuidarla, desinfectarla y permitir que  el tiempo ayude a cicatrizarla. Es parte del proceso de sanación.

Por eso opino que lo realmente urgente es concedernos tiempo a nosotros mismos, a conocer nuestros dolores y miedos. A conocer nuestras motivaciones e ilusiones. A permitirnos experimentar  con toda la gama de colores que llevamos dentro , y también a aceptar que tenemos  todos esos colores, no sólo los que nos parecen hermosos, o no sólo los más feos de la paleta, y que todos ellos nos ofrecen todos los matices posibles, siempre que nos demos el tiempo para observarlo.

Uno de los muchos momentos mágicos que ocurren en terapia es cuando la persona que acude siente este cambio. Cuando comienza a sentir la terapia como un tiempo para si mismo, con el propósito de descubrir, de sentir, de aceptar. Y a la vez sin ninguna expectativa, sin ningún plazo a cumplir, pues sabe que el tiempo que tiene para concluir su viaje es el resto de su vida. Cuando este momento mágico se da, tanto uno como el otro sabemos que ese cambio que con tanta urgencia pedía ya ha comenzado.

Etiquetado con: , , ,
Publicado en Miedos
img01

"Tu visión devendrá más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón. Aquel que mira afuera sueña. Quien mira en su interior despierta"

Carl G. Jung
img02

“Las personas más hermosas que he conocido son aquellas que han conocido las derrotas, el dolor, que han conocido las luchas, las pérdidas y que han encontrado su camino de salida desde las profundidades. La gente bella no surge de la nada”

Elisabeth Kübler-Ross
img03

"La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia."